Las noches calurosas se han vuelto para muchos un tormento eterno, en el que, aunque tengamos el ventilador a la máxima potencia seguimos dando vueltas en la cama tratando de conciliar el sueño. Para aquellas cálidas horas nocturnas, te traemos algunas ideas que te harán dormir plácidamente en esta temporada. Refresca tu habitación Existen diversas formas de mantener tu cuarto fresco. La primera de ellas es utilizar cortinas y bajar las persianas durante la mañana y la tarde. Asimismo, para enfriar el aire que circula por la habitación, utiliza una bolsa de hielos y deposítalos en una cubeta que sea lo suficientemente grande para albergar el agua cuando los hielos se hayan derretido. Coloca la cubeta frente al ventilador a la altura de la cama y verás cómo el aire se vuelve un poco más frío. Toma una ducha Se suele creer que para mitigar el calor se debe tomar un baño de agua fría, sin embargo, no es muy recomendable, ya que la sensación de frescura se va desvaneciendo y tendrás calor más rápido. Es mucho mejor bañarse con agua templada previo irse a dormir. Usa una prenda húmeda Toma una toalla, alguna playera o incluso calcetines y ponlos en agua fría. Exprime la prenda y colócala ya sea en los pies, la cabeza, la espalda, el abdomen, etc. Paulatinamente, la temperatura del cuerpo comenzará a reducirse y la evaporación del agua ayudará a enfriarlo por lo menos durante las horas que dormirás. Duerme en la planta baja En una casa de varios pisos, el de abajo siempre estará más fresco que el, o los de arriba, ya que el calor tiende a subir. Si la temperatura realmente está insoportable, toma tu almohada y dirígete a dormir a la planta baja. Hidrátate y come bien Bebe suficientes líquidos durante el día y diles "no" a los productos azucarados y que contengan cafeína o alcohol, como los refrescos, ya que suelen deshidratar el cuerpo. Por otro lado, evita los alimentos altos en grasa, pues alteran tu descanso. Mejor opta por frutas, ensaladas y yogurt e ingiérelos dos horas antes de ir a la cama. Enfría tus extremidades Las manos y los pies son áreas donde la sangre fluye muy cerca de la superficie por lo que tienden a calentarse más. Para contrarrestar tal hecho, enfría tus muñecas bajo el agua fría durante un minuto. De esta manera provocaremos que se enfríe nuestra sangre y por lo tanto que se regule el calor corporal. También puedes introducir tus pies en un balde de agua fría o envolver tus muñecas y tobillos con toallitas húmedas. Usa la ropa adecuada No es muy recomendable dormir desnudo, pues no permite que la humedad se evapore entre tu cuerpo y la superficie donde duermes. Opta por prendas de algodón y aléjate de telas sintéticas como el nailon o la seda, que únicamente te harán sudar más. Elige las sábanas correctas Utiliza sabanas ligeras, de preferencia también de algodón y deshazte por un tiempo de los protectores de colchones, las frazadas o colchas pesadas que retienen el calor. Puedes probar además con sábanas fabricadas de poliéster que son perfectas para absorber la humedad de tu cuerpo y la dispersan hacia afuera. Otra buena alternativa es dormir sobre un tapete de paja o bambú en el piso de tu habitación, ya que no retienen el calor corporal. Almohada fresca Toma la funda de tu almohada o tus sábanas y colócalas dentro del congelador por la mañana y durante el día entero. Antes de ir a dormir sácalas y regrésalas a tu cama. Su frescura durará entre 30 a 40 minutos, tiempo suficiente para quedarse dormido (a). Ten un rociador en tu mesa de noche Llena un rociador con agua fría y colócalo en tu buró o cerca de tu cama. Si no puedes conciliar el sueño, o te despiertas a mitad de la noche, toma el rociador y esparce el agua por tu cara o tu cuello. Autor: Ale Núñez. Fuentes: |